
En
2014 recibió la bendición del Pontífice en Roma, el Papa Francisco y, desde
entonces se ha convertido en un símbolo universal de dignidad y solidaridad con
la situación de emergencia humanitaria que sufren miles de inmigrantes y
refugiados.
La cruz de Lampedusa, realizada por el
carpintero Franco Tuccio con madera de las embarcaciones llegadas a la isla
siciliana con decenas de inmigrantes, participó el domingo 10 de abril en
el rezo del Ángelus, presidido como de costumbre por el papa Francisco en la
plaza de San Pedro.
Con motivo del Jubileo de los Migrantes y la Jornada Mundial del
Migrante y del Refugiado, también acudieron a la tradicional cita dominical
siete mil personas procedentes de unos 30 países y residentes en la región
italiana del Lazio.
Tras la plegaria mariana, el cardenal Antonio Maria Vegliò,
presidente del Pontificio Consejo para los Migrantes e Itinerantes, ofició la
Santa Misa en la basílica de San Pedro. A un lado del altar fue colocada la
cruz de Lampedusa, que bendijo el Pontífice antes del comienzo de una
audiencia general en abril de 2014.
Con 2,80 metros de alto, 1,50 metros de ancho y 60 kilos, la
simbólica cruz inició hace varios meses una peregrinación por la geografía
italiana para llevar un mensaje de solidaridad y paz entre las
comunidades, parroquias, culturas, ciudades y credos.
La iniciativa, denominada Viaje de la cruz de Lampedusa, está
promovida por la fundación Casa del Espíritu y de las Artes, una entidad activa
desde hace varios años en Milán. La cruz será acogida de manera definitiva en
la iglesia de San Esteban, en la capital lombarda, una vez finalice su
periplo por las parroquias de toda Italia.