jueves, 19 de mayo de 2011

CARTA DEL OBISPO LA CLASE DE RELIGIÓN Y MORAL CATÓLICA

Llamamiento a los padres, alumnos, sacerdotes y profesores

+ Vicente Jiménez Zamora
Obispo de Santander

En el tercer trimestre del curso escolar llega el momento de hacer la matrícula en
los centros educativos. Con esta carta pastoral recuerdo a los padres, alumnos,
profesores y sacerdotes los derechos y deberes sobre la formación religiosa y moral
católica. Es un derecho fundamental de los padres, reconocido por la Constitución
Española, que la formación religiosa y moral de los hijos sea según las propias
convicciones de los padres (cfr. Constitución Española, Art. 27.3).
La enseñanza de la Religión y Moral Católica ofrece criterios de valoración de
la existencia humana a la luz de la fe cristiana. La Iglesia educa: respondiendo a los
problemas y preguntas más profundas del alumno; fundamentando y dando razones de
los valores más altos: el amor, la justicia, la libertad, el perdón.
El corazón de la enseñanza religiosa es Jesucristo, que con sus palabras, sus
obras y su misma persona es un ejemplo continuo de vida, de amor y de esperanza. Pero
Jesucristo no es sólo ejemplo; es además para el alumno fuerza en la debilidad,
misericordia y perdón en el pecado, amor y comprensión en la soledad y, sobre todo, es
don, pues nos da su Vida para que tengamos vida eterna.
Me dirijo a vosotros, los alumnos, para que valoréis esta enseñanza religiosa
como imprescindible en vuestro progreso personal, intelectual, social y, sobre todo,
espiritual. El Señor os da razones para creer, esperar y amar. Su presencia en vuestro
crecimiento es el mejor regalo que vais a encontrar en vuestra vida.
Me dirijo a vosotros, padres, que sois los depositarios de este derecho
fundamental de formación, y por tanto, sois vosotros quienes debéis pedir en los centros
educativos la clase de Religión y Moral Católica para vuestros hijos, según vuestras
convicciones.
Me dirijo también a vosotros, sacerdotes y religiosos, para que desde la
parroquia y desde las comunidades religiosas, invitéis a los padres y a los alumnos para
que ejerzan su derecho y cumplan con su deber de solicitar la clase de Religión.
Finalmente hago una llamada especial a los profesores cristianos y a todos
aquellos profesores que, sin confesar nuestra fe, valoran el bien que promueve y aporta
la formación integral de los alumnos. Confío en todos los que ejercéis con
responsabilidad la dirección de los Institutos y Colegios a la hora de aplicar la
legislación correspondiente al área de Religión y Moral Católica para que se pueda
ejercer este derecho fundamental de padres y alumnos. Gracias a todos.